Hay días que crees que todo será como otro día cualquiera, simplemente hay rutina, el viento sopla lentamente y te despiertas con ganas de comerte el mundo. Pero, de repente, decides poner la radio y tras unos segundos escuchando las noticias del día, unos labios evocan unas dolorosas palabras que nos trasladan una inmensa tragedia. Una tragedia que ha sufrido hace unos instantes un país (Bélgica), un país en lucha contra el terrorismo, un país que ha sufrido unas consecuencias nefastas, unas muertes irreparables, unos hechos que sin verlos y sólo por los hechos que cuentan los sobrevivientes, nos plasman una realidad que se repite y que no acaba, una realidad llamada "terrorismo".
Todo esto contado con una sencillez de palabras, lo ha sufrido un país que necesita la ayuda de la humanidad entera. Un país que lucha diariamente porque el mundo deje de ver con tristes ojos, imágenes que sus almas no serán capaces de borrar nunca. Unas imágenes que hacen templar el equilibrio de la concordia y que crean un miedo constante en el ciudadano de a pie que lucha cada día por la felicidad de su familia. Unas imágenes que jamás vamos a olvidar, unas imágenes que vuelven a escribir otra página más en la historia de la humanidad, unas imágenes que vuelven a marcar un antes y un después sobre como podemos luchar y acabar con el "terrorismo".
Lamentablemente, hoy ha sucedido un atentado terrorista en la capital de Bélgica, en Bruselas. Un atentado que ha dejado una treinta de muertos y centenas de heridos. Un atentado que ha querido originar una serie de personas para los que su vida no vale nada, pero sí tiene un precio y un valor que mediante sus actos, otros mueran. Gente que más allá de sus ideologías, pensamientos y creencias, se han propuesto sembrar de pánico la vida de todos los ciudadanos del mundo. Gente que mediante la activación de explosivos han originado una serie de explosiones en el aeropuerto y metro de la ciudad belga, llevándose por delante la vida de una serie de personas inocentes.
Tras estos sucesos, más los que llevamos viendo meses, años y décadas atrás, sólo nos queda la esperanza. La esperanza de que algún día esto acabe y que se deje de atentar de manera tan cruel contra la vida de las personas. La esperanza de que algún día terminen las diferencias, las desigualdades y los conflictos inmersos que separan y unen a unos y otros. La esperanza de poder vivir con la igualdad, la tolerancia, el respeto y la libertad de los derechos fundamentales de las personas por bandera. La esperanza de que dejé de existir el terrorismo. Un concepto, una palabra que crea el mayor estruendo universal al ser exhalado por cualquier persona. "Terrorismo", aquello que al ser nombrado por alguien nos hace revivir imágenes de las mayores tragedias en nuestras mentes.
Mi texto de hoy en mi blog, está dedicado a la memoria de todas aquellas víctimas que han muerto en el atentado terrorista producido hoy en Bruselas. A todos aquellos que han resultado heridos, a todos aquellos que han intentado salvar y atender a todas aquellas personas que estaban heridas y han sufrido las consecuencias de las explosiones. Pero, también este texto está dedicado para todas aquellas personas que han muerto durante tantos años en los diferentes actos que han originado y perpetrado diferentes terroristas por las distintas partes del mundo.